Los escritos sobre economía venezolana del profesor de la Universidad de Los Andes (Mérida, Venezuela) y del Instituto de Estudios Superiores de Administración (Caracas, Venezuela), economista y abogado (1968 – 1969), Asdrúbal Baptista, revelan el estudio de la renta petrolera; la naturaleza del ingreso; su impacto en la vida material; los límites del capitalismo rentístico (agotamiento del modelo de acumulación de capital) y la superación histórica mediante el “mercado adulto” para impulsar la vida económica del país en el nuevo marco histórico nacional e internacional (1979-1996). En otras palabras, el paso del capitalismo rentístico a una economía de mercado: Cambio de estructura. (Foro: cambio de estructura” en: nuestra economía. Año I, número 3 y 4, septiembre-noviembre, 1967, 54-57. Un poco de historia.
Hace seis décadas (1920-1979), el Estado terrateniente asumió la responsabilidad histórica de cimentar las bases de una economía nacional. El producto de esa decisión política, la conformación de una estructura económica: capitalismo rentístico. No obstante, su crisis final en los años 70 del siglo pasado. Por lo tanto, había que sustituirlo por una economía de mercado. Es lo que se aprecia en los estudios económicos del país del economista y abogado Asdrúbal Baptista (1979-2006). En esa dirección, señaló:
Los sesenta años largos hasta el presente transcurridos son parte de un ciclo cuya rama ascendente concluyó definitivamente. Ese ciclo es la condición rentista de la sociedad venezolana. Esto, es la condición rentista alcanzó en Venezuela su clímax. El estado cumplió con su papel de financiar el desarrollo del mercado hasta el punto en que le era posible hacerlo, y llegando el momento cuando su presencia omnipoderosa era un potente estorbo, optó por apartarse. El momento presente de la economía venezolana es el momento del mercado ya adulto que debe sostenerse por sí solo…. es la asunción por el sector privado de la responsabilidad plena de continuar el progreso material de los venezolanos.” El Estado y el Petróleo” En: Apreciación del proceso histórico venezolano. Fascículo II, Fundación Universidad Metropolitana, Universidad Metropolitana, Caracas, pág. 134-137).
Fue el periodo histórico (1979-1996) para que el país impulsase el libre mercado en sintonía con unas naciones que se liberaban de la cultura del subsidio, del dirigismo y del estado benefactor para estimular la riqueza material y cultural desde la perspectiva liberal. Lastimoso que la clase política no entendiera el mensaje histórico de que el modelo capitalismo rentístico había culminado su ciclo histórico. Sin embargo, hubo intentos de importancia política como fue la creación de la COPRE (1986) y las medidas políticas y económicas propiciadas por el segundo gobierno de CAP (1989-1993) para abrirse al mercado. No obstante, esas propuestas históricas fueron derrotadas políticamente por la cultura del subsidio. El último respiro político: la reforma económica del Estado (1994) y la agenda de Abril (1996). Intentos fallidos y tardíos. Al final del siglo pasado, una nueva clase política, conformada por militares y civiles, conquistó el poder mediante los comicios presidenciales, realizados en el mes de diciembre de 1998. Asumió la presidencia de la República el teniente-coronel Hugo Rafael Chávez. Entre sus objetivos estaba el control de la renta petrolera mediante una acción sistemática del estatismo y el intervencionismo.
En otras palabras, recuperar a Petróleos de Venezuela, según esa clase política, en manos del tecnocratismo y del neoliberalismo al servicio de los intereses imperialistas. Así, pues, el estatismo y el nacionalismo petrolero, poder e ideología para lograr el dominio total de la industria petrolera nacional con el propósito de ponerla en correspondencia con las grandes mayorías “empobrecidas y embrutecidas por oligarcas criollos y extranjeros”. Para cumplir con tal propósito, era vital hacer de la renta petrolera la vía para echar las bases del socialismo bolivariano del siglo XXI. En efecto, se recuperó el rentismo en el marco de un contexto económico mundial que favoreció el aumento de los precios del petróleo y, como efecto, más ingresos petroleros para el Estado venezolano. Lo que cautivó en unos cuántos economistas y matemáticos la ilusión del rentismo (2004-2012) hasta el extremo de convencer al gobierno bolivariano que habría renta hasta el infinito. Craso error. La mentalidad rentística de esos economistas y matemáticos, la razón que impidió la comprensión de que las naciones del primer mundo estaban preparando científica y tecnológicamente, desde hace muchos años, un nuevo paradigma energético que afectaría en perspectiva a los países petroleros de la OPEC. A pesar de que tenían la información de primera mano sobre la complejidad petrolera planetaria, no le fue posible develar que en sus propias narices se gestaban unos cambios estructurales en el ámbito de la energía con consecuencias de importancia para los países rentísticos. Aun, así, susurraron al oído de sus gobernantes que habría renta para muchas décadas. El petróleo con el tiempo sería cada vez más escaso y su precio más elevado y, esto, representaría más ingresos petroleros para las naciones que viven del subsuelo. No comprendieron para nada que el recurso más importante es el hombre y no la naturaleza. El hombre con la inteligencia, con la creatividad y la innovación, el hombre de ciencia y el hombre de la tecnología, echando las bases de un paradigma energético más allá de las fuentes convencionales de energía, por un lado. Y, por el otro, diversificando la capacidad productiva del petróleo a lo largo y ancho de la geografía mundial que afectaría a los países miembros de la OPEC.
Precisamente eso fue lo que no captó el economista y abogado Asdrúbal Baptista, fascinado por el poderoso poder rentístico que había adquirido el gobierno bolivariano con un ingreso fiscal cuantioso que le permitiría generar cambios profundos en la vida material del país. En efecto, para él, Asdrúbal Baptista, el chavismo la fuerza motriz para impulsar las transformaciones económicas y sociales de la patria. Allí, en el chavismo reside el poder de esos cambios para alcanzar el bienestar. Así, lo indicó con seriedad y vehemencia gramatical en una conferencia que dio en la Universidad Cecilio Acosta, en el Estado Zulia (2006):
¿Dónde están las fuerzas históricas del país en el momento actual? ¿Quién las tiene en su poder? ¿Quién agita la vida del país? ¿Dónde está la vida futura del futuro del país? Me atrevo a decir lo siguiente: en el llamado chavismo (2006, pág. 153).
Pero, lo que más sorprende es esta otra afirmación de su conferencia:
Ese mundo al que supone que debo pertenecer no tiene vida; es un mundo caduco; sin aliento, sin fuerzas ni vitalidad:¿Y dónde está la vida? ¿Y la pasión? ¿Y el entusiasmo, y la alegría de hacer, y las iniciativas? En múltiples tareas que están cumpliendo aparatosamente: allí yo huelo vida” (2006,159). Por tanto, para el economista y abogado Asdrúbal Baptista, “Las fuerzas de la historia están en otra parte” (2006, pag. 159).
Sí. Ya lo sabemos: “en el chavismo”. Por lo que el “mercado adulto” al cesto. Que estupor. Como diría el novelista ruso Fedor Dostoievski: “y este mal a qué se debe, si sólo bien yo te hecho” El filósofo español Don José Ortega Gasset, comparte esa mirada de Dostoievski; sólo que lo hace desde el quehacer filosófico. Así, lo expresa con una claridad, con una elegancia y con un rigor de un auténtico pensador:
El defecto más grave del hombre es la ingratitud. El ingrato olvida que la mayor parte de lo que tiene no es obra suya, sino que le vino regalado de otros, los cuales se esforzaron en crearlo u obtenerlo. El hombre actual no se hace eficazmente cargo de que casi todo lo que hoy poseemos para afrontar con alguna holgura la existencia lo debemos al pasado y que, por tanto, necesitamos andar con mucha atención, delicadeza y perspicacia en nuestro trato con él –sobre todo, que es preciso tenerlo muy en cuenta porque, en rigor, está presente en lo que nos legó. Olvidar el pasado, volverle la espalda, produce el efecto al que hoy asistimos: la rebarbarización del hombre. Pero tener conciencia de que se es heredero, es tener conciencia histórica. (Ideas y creencias, Revista de Occidente, octava edición, Madrid, 1959, pp. 28-29)
Ahora bien, ¿Qué es el chavismo? Una ideología, una mentalidad y una praxis política, incompatible con el republicanismo, con el federalismo, con el liberalismo, con el civilismo, con el capitalismo, con el libre mercado. En tal sentido, el propósito del gobierno chavista fue el de eliminar el capitalismo “salvaje y neoliberal” e instaurar un Estado socialista, colectivista y comunal (el hombre nuevo; ser rico es malo; ser pobre es bueno). Y, su desenlace final: la nación sumida en la catástrofe histórica más impactante de su quehacer vital. Cómo fue posible que una persona como Asdrúbal Baptista, economista y abogado, tan preocupado, tan curioso y tan atento a los temas económicos del país, llegase a una afirmación de tal magnitud que no se corresponde con sus estudios sobre la economía del país, de su evolución, de su destino y de su salida histórica (estado propietario + renta internacional + capitalismo rentístico + economía de mercado). Una percepción errática y equivocada. Los frutos están allí: estatización y colectivización de la vida material y cultural, cuyo signo visible está a la mano: bancarrota total. Después de largas investigaciones y sesudas reflexiones sobre el origen y el destino de la renta petrolera (capitalismo rentístico+ mercado maduro), para concluir con la tesis de que el chavismo el agente histórico de las inmensas transformaciones que requería el país, fue ignorar la capacidad destructiva del estatismo, del socialismo y del colectivismo en la vida económica y social de la Provincia de Venezuela. La cultura del subsidio, la política más perversa que utilizan y siguen utilizando los gobernantes, los políticos y los demagogos para destruir la capacidad empresarial de los seres humanos. Triste de cómo los economistas y los intelectuales desconocen la obra política y económica de la Escuela Austríaca, cuyo mentor más destacado fue Von Mises. Este prestigioso economista, que nació en pleno apogeo cultural del grandioso Imperio Austro-Húngaro, desmontó el mito de que el socialismo y el estatismo eran los supuestos garantes de la cooperación socia. Fue en la década de los veintes, cuando Von Mises vio con claridad cómo y porqué el socialismo y el estatismo (una y la misma cosa según el destacado liberal español Jesús Huerta de Soto) llevarían a la civilización occidental a la debacle histórica. Siete décadas, después, la historia le dio la razón al insigne economista vienés. El socialismo y el estatismo un fiasco intelectual y un fracaso histórico. Comenzó la era del liberalismo, de la democracia y el libre mercado como los medios para las naciones recuperarán el progreso material y espiritual. Al sótano la utopía y el dirigismo y el estado de bienestar. Por lo que no fue casual el premio Nobel de Economía que se le confiriese a su discípulo V. Hayek, en el año de 1974. En plena Guerra Mundial (1939-1945) escribió el célebre libro Camino de Servidumbre. En esas páginas, de tan importante libro para la posteridad, anticipó la idea de que el socialismo, el colectivismo, el estatismo y la planificación conducirían a las naciones hacia gobiernos autoritarios y gobiernos totalitarios. Pues bien, en la provincia de Venezuela tres eminentes liberales, a lo lejos, vaticinaron los efectos perversos que provocarían el estatismo, la planificación, el socialismo, el colectivismo, respectivamente, en la vida económica y social del país: la ruina del país. Así, Henrique Pérez Dupuy, empresario y banquero, Joaquín Sánchez Covisa, economista y abogado y Carlos Rangel, escritor y periodista, hace unas cuantas décadas, a través de trabajos escritos y conferencias anunciaron las secuelas nefastas de la cultura estatista y socialista en la sociedad venezolana, en general. En ese afán pedagógico de convencer a los políticos, a los gobernantes y a los intelectuales de que el estatismo y la planificación y el socialismo conducirían a la nación al desastre total. Caso omiso. Burla y desprecio. Almas desandando en el desierto. Como siempre: la fatal ignorancia. Estos tres eminentes liberales, dejaron una obra intelectual sobre el origen y el destino del intervencionismo como la vía que arrastraría al país a la demolición completa. Al mismo tiempo, las ideas liberales como motor del progreso de las naciones. Así, Don Henrique Pérez Dupuy con unos 17 libros en la que alertaba al país en esas páginas de cuán peligroso era la cultura del estatismo en la vida material de la provincia de Venezuela. Fueron décadas cuya vos no descasaba en señalar que el dirigismo era un mala decisión política para el crecimiento económico de la nación. De igual modo, Joaquín Sánchez Covisa dejó el más hermoso legado cultural a las naciones de habla hispana: la revista liberal Orientación Económica (1961-1976). La revista liberal más prestigiosa que se haya constituido en la historia del pensamiento político de América Latina. La calidad de sus artículos sobre temas liberales y estatales con un nivel intelectual de rigor y de sabiduría. Los análisis cuantitativos sobre la economía venezolana, desde la década de los cincuenta hasta mediados de los setentas, representaron análisis para comprender la expansión y declinación de la vida material en ese lapso histórico. Así mismo, los estudios sobre la economía de América Latina y el mundo. No deja de ser interesante valorar como en los números de la revista Orientación Económica presenta una cronología histórica de la legislación venezolana desde 1961 hasta 1976. Por lo demás, la calidad de papel y los cuadros estadísticos denotan estética y belleza. Conocimiento y delicadeza. Finalmente, Carlos Rangel, escritor y periodista, cuyos libros han recorrido el escenario intelectual del planeta. Su célebre libro Del buen salvaje al buen revolucionario (1975), en palabras del comunicólogo e historiador Bernardino Herrera, el ensayo más lúcido del pensamiento político venezolano. Una reflexión intelectual en la que desbarata la leyenda de que el atraso histórico de América Latina fue producto del capitalismo y el imperialismo del coloso del norte. Las fuerzas políticas e ideológicas que se forjaron a la lo largo del proceso histórico americano divulgaron esa visión de que el imperio fue el culpable del estancamiento material y espiritual de las pueblos hispanoamericanos. Para Carlos Rangel, un enfoque irresponsable que manejaron y siguen manejando los políticos, los gobernantes y los intelectuales para justificar el odio al liberalismo y divulgar las supuestas bondades del estatismo y del socialismo como el reino del edén en la tierra. La historia universal del siglo pasado, una evidencia de lo que representó para millones de hombres y mujeres de este planeta la perversidad y la calamidad de los ideales del estatismo, de la planificación, del socialismo, del comunismo, del colectivismo: penuria material y espiritual. Los adoradores del estatismo, en sus distintas expresiones ideológicas, dejaron en el siglo pasado planetario una herencia oscura y sombría. Aún persisten los peligros de esa mentalidad y de esa praxis social maligna y cruel, inmoral y corrupta, en acecho permanente contra la belleza y la grandeza intelectual, empresarial, creativa e innovadora que lleva el ser humana en su ánima. En palabras del más grande economista de todos los tiempos Von Mises: la Acción Humana. Sí. La Acción Humana como el motor de los procesos civilizatorios que se ha desplegado a lo largo de la historia de la humanidad. A pesar de que la cultura del estatismo y del socialismo se ha proyectado en el largo proceso histórico universal, como Enemiga de la Acción Humana, ésta última ha sobrevivido y ha logrado imponerse en los rincones más lejanos de la geografía mundial.
Pues bien, para quienes sigan creyendo que el chavismo (una síntesis de los postulados del estatismo, de la planificación, del socialismo, del comunismo, del colectivismo, de la propiedad social, del estado comunal), ha sido la fuerza histórica de los grandes cambios de la sociedad venezolana, el artículo del periodista Juan Carlos Zapata, editor de la página Konzapata, “De qué hablan los economistas cuando hablan de Venezuela “( 25-10-2018), una evidencia de lo indica y sigue indicando la ideología y la praxis de esa forma de ejercer el poder totalitario para echar a tierra la República y el capitalismo con el fin de establecer las bases de un estado colectivista y comunal. Sus impactos están a la vista del mundo: catástrofe y hecatombe. Es tal la magnitud de esta tragedia histórica que viven los venezolanos, que los economistas no hablan “de cifras e índices” sino de un nuevo lenguaje económico más allá de su cuantificación con el fin discernir los rasgos que determinan la naturaleza de esa calamidad que está afectando profundamente la vida de millones de venezolanos: el análisis cualitativo. Por ejemplo, la directora del fondo monetario internacional, Cristina Lagarde, afirma “que la economía de Venezuela, es la historia más triste del continente”. Supera a todas las historias políticas y económicas de los gobiernos de América Latina. Por lo que requiere “una completa reanimación económica del país “. Necesita terapia intensiva. Un país en default. Un país objeto de sanciones. Un país sin inversiones extranjeras. Es un país sin sangre, sin aliento, sin vida. Huele a ceniza. Qué ironía. De igual modo, el economista venezolano Ricardo Hausmman, señala que “nunca se había visto una crisis de tal magnitud“. “No me puedo imaginar el fin de la pesadilla”. “Colapso económico. Implosión social. Catástrofe. La mayor inflación del mundo. Los economistas Francisco Rodríguez y Luís Aponte, tienen las mismas apreciaciones sobre la situación grave de la vida económica de la nación. Las únicas economías del mundo con inflación e hiperinflación. La contracción económica más profunda de la historia económica de latinoamericana. Hecatombe económica y social. Pulverización del salario. Impacto devastador en lo social .Un costo horrible. Colapso del sector externo”.
Como se puede apreciar en este breve resumen del artículo del periodista Juan Carlos Zapata, introduce un aspecto interesante para examinar la complejidad de la crisis económica que sufren los venezolanos, desde otra perspectiva que trasciende la contabilización de los hechos económicos para explorar el tamaño de la devastación de la vida material de la nación: El análisis cualitativo para estudiar esa pesadilla histórica, la más catastrófica que se haya generado en el proceso histórico nacional desde que apareció el primer hombre en esta geografía, hace 15.000 años, de acuerdo a los estudiosos de los temas precolombinos. La más ruinosa de la historia económica y social de América Latina. Y, la más impactante que se haya producido en la historia material de la humanidad. Así, pues, El chavismo, la fuerza histórica de las gigantescas mutaciones de la sociedad venezolana. Qué falacia.
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Fuente: www.ideasenlibertad.net