Al tratar de desdibujar un campo de acción tan profundo como el papel del Estado en la economía, se encuentra pertinente establecer un marco teórico que siente las bases sobre las cuales estarán las próximas reflexiones. Así pues, la tarea previa es definir lo que varios autores llaman: entidad política, y que en palabras de Weber (1978) surge como el resultado de un acuerdo hecho por individuos (a través del contrato social) o por un grupo que se impone sobre otros grupos sociales. Igualmente afirmaba Hobbes, (1651), que dicho acuerdo entre pares tenía como propósito vencer las desventajas de un real o hipotético “Estado de naturaleza” que los priva de seguridad y paz, es decir, esta suerte de asociación civil genera un ente capaz de proteger a los individuos del peligro que representa el libertinaje, pero para ello los individuos deben desistir de cualquier derecho fundamental, exceptuando el derecho a la vida, y depositar su confianza en el soberano.

Resulta interesante por demás el hecho de que se deba renunciar incluso a la libertad para que el Estado pueda garantizarte seguridad y paz. Sin embargo, ¿Hasta qué punto es esto posible? Por fortuna, el desarrollo de las sociedades y sus conflictos sociales, políticos y económicos revelaron la verdad innegable de que el Estado debe regirse por unas normas previamente consensuadas y no solo
debe garantizar la seguridad de sus ciudadanos sino que por encima de esto, debe garantizar los derechos fundamentales, a este ente se le conoce como Estado de derecho. Ahora bien, se espera que dicho Estado de Derecho actúe conforme al marco del orden jurídico y democrático establecido, consolide una administración eficaz, eficiente y transparente, promueva la cooperación a lo interno y a lo
externo, y que por supuesto, establezca y garantice el desarrollo en las distintas esferas del sistema, como el libre mercado en lo económico y la pluralidad, integración y educación en lo social.

Asimismo, se ha llegado al punto álgido de este ensayo, y para ello, es imprescindible que se traiga a colación la definición de economía de Samuelson y Nordhaus (2006), los cuales explican que esta es el análisis de la forma en que las sociedades utilizan los recursos escasos para producir mercancías valiosas y distribuirlas en el mercado entre los distintos individuos. Pero, si el rol del Estado es regular y controlar, ¿Cómo debe ser su rol ante la esfera económica?, ¿Dictamina lo que debe producirse y lo que no?, Smith (1776) revela que el rol del Estado debe ser limitado para garantizar el libre mercado. Sin embargo, surgen diversas dudas sobre cómo será la dinámica de dicho mercado sin la intervención
de un Estado que vele por el bien colectivo, para ello, el autor mencionado explica que el modelo de oferta y demanda, además de la búsqueda de los intereses individuales será el resorte del crecimiento económico y de su flujo efectivo, ya que habrá una mano invisible que permita la eficiencia y libertad del mismo, cuyo sistema de reglas son la competencia y la rivalidad entre los agentes involucrados.
Como vemos, el papel del Estado en la economía es una decisión política, puede estar limitado o puede ser un Estado empresarial, de ahí radica el desarrollo o el quiebre de una nación, incluso puede derivar a un sistema de economía mixta donde ciertos elementos de las economías de mercado y las economías planificadas se compaginan. No obstante, la dinámica eficiente del mercado se da en la medida en que el Estado garantice el pleno disfrute y goce de la propiedad privada, y a su vez, gestione políticas macroeconómicas que le permitan minimizar recesiones o depresiones, también como regulador sobre las fallas que puedan presentarse en el mercado, entre ellas: la falta de información, competencia imperfecta o incompleta, externalidades y bienes públicos. Sin embargo, es solo la competencia quien garantiza el estado de equilibrio en la economía.

El Estado está en el deber de procurar las leyes que priven la conformación de monopolios, oligopolios, monopsonios ya que esto degenera el flujo económico normal y desencadena resultados ineficientes en la utilidad potencial de los individuos. De igual forma, el Estado de derecho tiene como responsabilidad permitir el libre intercambio de bienes, el libre comercio internacional, capital, impuestos bajos, independencia bancaria, una política cambiaria sin controles y servicios para lograr la inversión, el crecimiento y la permanencia del país en la red económica global. En síntesis, se puede visualizar que en el Estado de derecho se consolida la descentralización, instituciones transparentes y fuertes, se promueve un alto grado de independencia económica y jurídica para los gobiernos locales, lo
que permea el desenvolvimiento eficaz sobre las necesidades y oportunidades latentes en cada ciudad. Asimismo, se hace posible traer a colación una afirmación de Buchanan (1984), en donde establece que naturalmente la economía es justa, y las relaciones de los involucrados por lo general obtendrán
un cauce donde la vía sea ganar-ganar, y de no ser así, el Estado tiene la potestad de ordenar y normar, sin necesidad de intervenir en los procesos internos de la economía. Además, el autor establece que una institución fiscal que sea eficiente es también justa, por lo que, el beneficio mutuo será posible en la medida que los individuos actúen en pro de su felicidad.

Textos consultados:
– Buchanan, J. Y, M.;Tollison, R. (1984). “Theory of public choice”. Michigan:
The University of Michigan.
– Hobbes, (1980). “El Leviatán”. Editorial: Nacional. Madrid: España.
– Nordhaus, W. Samuelson, P. (2006). “Economía”. Editorial: McGraw- Hill
interamericana. Madrid: España.
– Rodríguez, B. (2015). “Adam Smith, La riqueza de las naciones”. Editorial:
Trivillus. España.
– Weber, M. (1978). “Política y Ciencia”. Editorial: Leviatán. Buenos Aires:
Argentina.

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Fuente: www.cedice.org.ve