Cada territorio en la Tierra tiene una particularidad; las personas que en estos habitan están caracterizadas por sus tradiciones, historia, lenguaje, ciencia y religión. Estos factores generan un sistema simbólico que diferencia a las personas de una localidad u otra, y a cada una las hace particulares, donde denominaremos a dicho entramado, como ha hecho Claude Levi-Strauss 1 , la cultura.
Si consideramos que en efecto, la diversidad de la producción y la creación de capacidades determinan la riqueza de una nación, la cantidad de ciencia como habría categorizado Adam Smith en su obra “La riqueza de las naciones”, entonces sería interesante aproximarse a los rasgos culturales que han hecho de Venezuela un país que pocas veces se ha propuesto proyectos de largo plazo para su bienestar económico y su desarrollo, donde, evidentemente, no se han generado planes concretos para la creación de la diversidad productiva que el país necesita.
El petróleo es nuestro primer factor determinante, pasamos de ser un país productor de cacao a poseer el mineral estratégico más importante del mundo casi de la noche a la mañana, un arma de doble filo, porque la cultura política se ha fundamentado precisamente sobre el cortoplacismo que ha permitido la abundancia petrolera de la nación, donde la posibilidad de acceder a muchos bienes y servicios nos arrebató la preocupación por producirlos.
El segundo factor, viene dado precisamente por esta capacidad de compra que ha poseído el Estado venezolano en épocas de bonanza petrolera, ha instaurado en el imaginario de su cultura 2 , que el Estado debe ser proveedor de todos los servicios, bienes, subvenciones y subsidios posibles. Se piensa entonces que este debe garantizar todos los medios que el ciudadano necesita para vivir.
Este razonamiento, aunque viene preparándose desde mucho antes, se afianza en la cultura venezolana con el boom generado por la nacionalización del petróleo en los setenta. Situación que no ha hecho más que dar pie a políticas clientelares, que la abundancia petrolera por etapas pudo complacer, generando una simbiosis entre El Estado benefactor y el ciudadano, pero cuando el Estado pierde su capacidad de suministrar por el agotamiento del recurso, y por no haber diversificado la 1 Claude Levi Strauss, en su introducción a la obra de Marcel Mauss “Sociología y Antropología” (1971) ha definido la cultura como: “Un conjunto de sistemas simbólicos que tienen situados en primer término el lenguaje, las reglas matrimoniales, las reglas económicas, el arte, la ciencia y la religión. Estos sistemas tienen como finalidad expresar determinados aspectos de la realidad física y la realidad social” (p.20) 2 “…podría empezar a considerarse, para su discusión, que es la cultura la que define el verdadero sentido de la realidad histórica del ser” (Altez, 2013, p.275).
industria a través de la creación de capacidades cuando tuvo la oportunidad, deja al ciudadano desprotegido y sin las herramientas para emprender, crear y diversificar por su cuenta, ya que la maquinaría institucional lo ha hecho sumamente complejo. El venezolano no entiende la Libertad, la diversificación y la creación de capacidades como soluciones, porque estas ideas no se han establecido en su historia efectual, por esta razón, frente a las coyunturas que sufre el país, el venezolano pide más intervención del Estado, el reemplazo de una figura por otra, incluso se puede escuchar en la opinión pública que si se viviera en dictadura como en los cincuenta se estuviera mejor, no se le solicita al político el cambio del sistema que nos ha arrastrado a la miseria, porque no conocemos las soluciones, ya que no forman parte de nuestra cultura.
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Fuente: www.cedice.org.ve