Las medidas económicas anunciadas por el gobierno de Maduro son la estocada final a la economía de mercado en Venezuela, no sólo porque erosionan de manera definitiva la capacidad de pago de los ciudadanos, sino porque además terminan por descalabrar la capacidad productiva de las empresas, que ya se encontraba en estado crítico.

El incremento del salario mínimo en 3000%, que pasó de un nivel de Bs. 3.000.000 a Bs. 180.000.000, se suma a un paquete de medidas incoherentes y tremendamente destructivas para la economía, en el marco de una reconversión monetaria que no resolverá el problema de inflación, sino que muy probablemente profundizará el crecimiento de los precios y la escasez de dinero en efectivo.

Si sumamos al aumento de salarios, el alza en el precio de la gasolina, el incremento de los impuestos, el aumento del precio de los insumos importados producto de la devaluación, así como el mantenimiento de subsidios discrecionales, es obvio estimar que se encarecerán de manera alarmante los costos de las empresas, se producirán despidos masivos y se generará desempleo, se exacerbará la escasez, el crecimiento de los precios, el empobrecimiento de la población, la miseria y el hambre.

Resulta paradójicamente atroz, que un gobierno que se ha dedicado a ahogar la economía con todo tipo de controles de precios y controles a las empresas, pretenda ahora equiparar los costos de producción internos de los agentes económicos con los precios internacionales, anclando el nuevo cono monetario a una “supuesta” criptomoneda que vale por decreto lo mismo que un barril de petróleo, pero que nadie desea tener porque no genera confianza.

Las nuevas medidas del gobierno destrozan la confianza de los agentes económicos, vital para la expansión de la inversión nacional y extranjera, vital para el crecimiento y desarrollo de la economía, incluso vital para que los venezolanos no se fuguen masivamente por las fronteras.

El “paquetazo de medidas” precipitará el desarrollo de uno de los fenómenos hiperinflacionarios más trágicos y dramáticos de la historia económica mundial, representando sin duda la estocada final a la economía de mercado en Venezuela.

Econ. Karelys Abarca
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