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Gasto Público en el Sector Eléctrico
En la investigación del Prof. Victor Poleo parte de serie de la“Así Gastan tu Dinero” del Observatorio Gasto Público de CEDICE Libertad― se expone cómo la anti-planificación y la pobre operación del sistema, devino en una crisis eléctrica para todos los venezolanos: grandes fallas nacionales, racionamientos estables y una inseguridad energética hermanada con la crisis en la Industria Petrolera Nacional.
Los decisores políticos del Sector Eléctrico y de la Planificación nacional creyeron (?) solucionar su inducida crisis invocando medidas infames, entre ellas sacrificar la producción industrial de Guayana y victimizar a los usuarios eléctricos como derrochadores de energía.
No obstante, el Sistema Eléctrico tuvo entonces, aunque reducido, un margen de maniobra para aliviar la crisis, v.gr.: haber construido en dos (2) años una cuarta línea a 765 kV Guri-Malena-San Gerónimo y completar Tocoma. Es nuestra conjetura, sin embargo, que la crisis eléctrica y sus recurrentes emergencias fueron coartadas para drenar dineros de una inusual oleada de renta petrolera.
En efecto, la nomenklatura política del Sector Energía (una misma en estos 10 años) optó por privilegiar acuerdos “gobierno a gobierno” por un monto de $35 mil millones y el cual configura una colosal estafa a la Nación. Fueron los acuerdos con Argentina y Brasil (Tocoma), España (El Sitio), Cuba (generación distribuida, bombillos ahorradores y asesorías) y fueron los personalísimos acuerdos del Ministro de Energía y Petróleo y sus adláteres con otros capitales venezolanos.
La estafa a la Nación –cuya figura penal es tipificable como colusión/conspiración de funcionarios de gobierno con agentes ad hoc– subyace en entregar a los “gobiernos amigos” y/o a sus empresas “amigas”, en su mayoría no calificadas, unos sesenta (60) proyectos portadores de sobre-costos en el orden de USD17 mil millones.
La crisis eléctrica dista mucho de haberse despejado: si bajo emergencia fueron compulsivamente adquiridos 13.000 MW termoeléctricos, unos 10.000 MW están hoy indisponibles, un tercio de la capacidad instalada de generación.
A la par, una disparatada institucionalidad del Sector ha causado otro conjunto de gastos a la Nación: la quiebra corporativa y financiera de CORPOELEC, la compra de combustibles termoeléctricos, la energía no servida a la Sociedad y a la Economía.
Pero hay más: el usuario eléctrico, razón de ser del servicio, es sujeto de desmovilización y sumisión políticas por gracia de los racionamientos y ello tiene un costo infinito.