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Principales debilidades de Venezuela ante la llegada de COVID-19

Todos los desastres de la economía venezolana han quedado expuestos por la llegada del COVID-19, tal que estamos alcanzando un punto crítico por la caída del precio petrolero y la abrupta contracción que ya venía sufriendo la producción del sector desde el 2014, una industria que genera el 90% de las divisas del país. Venezuela actualmente tiene un mayor costo de producción por barril que el precio al que lo vende en los mercados internacionales, tiene un presupuesto que no se ajusta a las premisas reales, muestra graves problemas de oferta de gasolina por ineficiencia de PDVSA, paralización de los sectores agrícolas y manufactureros, que aunado a la pésima provisión de servicios públicos, controles y castigos del régimen a los productores, sin olvidar la dantesca crisis hospitalaria, amenazan hundir aún más a la economía nacional.

1.  Sectores económicos más afectados

De acuerdo a la encuesta COVID 19, los sectores económicos más impactados en Venezuela son los relacionados a sectores de servicios y alimentos, así como el de transporte público, por falta de gasolina. En el siguiente gráfico, puede verse el nivel de afectación de estos sectores para el mes de abril del presente año:

Como puede observarse, los sectores más afectados en esta crisis por coronavirus son los sectores de servicio eléctrico, alimentos y suministro de gasolina. Sin considerar a los sectores que ya venían en franca contracción y que de acuerdo al Banco Central de Venezuela para el 2018 fueron: construcción (-52%), instituciones financieras y seguros (-46%), manufactura (-39%), comercio y servicios de reparación (-35%); servicios sociales, comunitarios y personales (-27%) y actividad petrolera (-24%):

2.  Estado actual del sistema salud en Venezuela

De acuerdo a la Organización Mundial de la Salud (OMS), la crisis de salud en Venezuela antes de la llegada del COVID-19 ya era tan grave, que se están incrementándose los contagios por enfermedades que pueden evitarse con vacunas, como la malaria, difteria, sarampión y  tuberculosis.

La OMS acusa a la crisis política y social de Venezuela de la actual situación del sector salud, debido a la escasez de médicos y enfermeras que han abandonado el país buscando mejorar su calidad de vida, así como la falta de suministros médicos y otros factores clave para recuperar pacientes que se contagien del nuevo virus.

La OMS informó en el 2018 que los casos de malaria en Venezuela se triplicaron de más de 136.000 en 2015 a más de 400.000 en 2017, atribuyéndose este aumento a la migración de personas infectadas en las áreas mineras del estado Bolívar a otras áreas del país, así como la escasez de medicamentos antipalúdicos. Ahora se suma a este terrible panorama sanitario, el coronavirus, que si está causando estragos en los países desarrollados económicamente, en Venezuela puede provocar un verdadero desastre.

3.  La educación y el mercado laboral

Mientras  la mayor parte de los países de la región se adaptan a las bondades y limitaciones de la educación a distancia y del teletrabajo, tratando de salvar la dinámica de la enseñanza universitaria y del mercado laboral en plataformas virtuales, en Venezuela muchos hogares ni siquiera tienen internet. De acuerdo al Speedtest Global Index 2018, Venezuela se ubica en el puesto número 128 de 130 en el ranking mundial de velocidad de internet, delante solamente de Argelia (129) y Yemen (130) y es sin duda el país con peor conexión en América Latina. Mientras la velocidad promedio mundial de descarga de datos es 50,88 Mbps y la de carga es de 25,52 Mbps, Venezuela alcanzó en el 2018 en promedio un 4,08 Mbps y 1,71 respectivamente. Obviamente la situación del internet en Venezuela, impide continuar la educación a distancia y el teletrabajo, por ausencia de servicios de internet y electricidad, lo que genera un impacto profundamente negativo en la economía del país y genera desempleo, pobreza y los problemas sociales que se derivan de éstos.

4.  Las políticas económicas de corto plazo

El régimen de Maduro está aplicando políticas incoherentes a corto plazo ante el avance de la pandemia, siendo contractiva a nivel fiscal (por incremento de los impuestos) y expansiva a nivel monetario por expansión del gasto público con fines socialistas, provocando escasez e inflación. Por otra parte los controles sobre el sector productivo agravan la crisis de oferta del sector industrial manufacturero, siendo remota la posibilidad de robotización de la producción y la aplicación de inteligencia artificial en los procesos productivos, para hacerlos menos vulnerables a la interrupción de la fuerza de trabajo humana. En el caso venezolano, no es viable la política pública en un entorno de desastre político y un régimen tiránico, que traslada sus costos a los privados.

5.  Vida urbana

De acuerdo al Banco Mundial, el 88% de la población venezolana se concentra en ciudades (más de 20 millones de habitantes), siendo los centros urbanos más poblados: Distrito Capital y Miranda con aproximadamente 5 millones de habitantes, Maracaibo (aproximadamente 3 millones de habitantes), Valencia (aproximadamente 3 millones de personas), Barquisimeto (con poco más de 2 millones de ciudadanos) y Maracay (con casi 2 millones de habitantes), entre otras que superan el millón.

Las pésimas condiciones de servicios por falta de agua, luz y gas producen las condiciones menos propicias para combatir el virus y hacer cuarentena efectivamente. Además, la concentración de la población en la zona centro- costera del país aumenta la exposición al contagio, así como la existencia de grandes acumulaciones humanas que favorecen a la rápida expansión del COVID-19.

6.  Industria petrolera

La situación económica de Venezuela ha alcanzado un punto crítico con la llegada del COVID-19 a los mercados internacionales, pues sumado a la caída abrupta del precio petrolero de la OPEP,  nos encontramos en el peor momento de la industria petrolera venezolana, que ya se venía intensificando desde el 2010, pero que en el último mes de este año llegó a unos 733.000 barriles diarios.

De acuerdo a datos de Reuters, los costos de producción por barril del crudo venezolano alcanzan los 20 dólares, sin incluir impuestos y regalías. Afirma la agencia de noticias que el petróleo venezolano se está cotizando en los últimos días por debajo de ese nivel, ya que el crudo  OPEP llegó a un mínimo de 28 dólares y el de Venezuela podría ubicarse entre 10 o 15 dólares en promedio por debajo de ese marcador, lo que técnicamente significa pérdidas económicas cuantiosas para nuestro país y la muerte de nuestra principal industria.

A la caída de los precios del barril de petróleo, Venezuela suma el desplome de su producción, que pasó de 2.380 miles b/d en 2011 a tan solo 733 mil b/d para marzo de 2020, lo que significa una abrupta contracción de los ingresos por exportaciones, en una economía donde el petróleo representa aproximadamente el 90% de las divisas que ingresan por comercio exterior. En promedio la canasta venezolana se ubica 10 dólares por debajo de la canasta OPEP, y en la actualidad es probable que se ubique entre 10 US$ y 20 US/b, por debajo de sus costos de producción.  Por si fuera poco, la capacidad de refinación del país es de unos 30 mil b/d, cuando tan solo la demanda interna es de 130 mil b/d, lo que explica la situación de escasez de combustibles. En el gráfico, puede ilustrarse la dimensión del hundimiento:

Elaborado por: Econ. Karelys Abarca
Diseño: Giannina Raffo
Observatorio Gasto Público, Cedice Libertad