Mientras a nivel global se proyectaba una reducción de las remesas del 20% al cierre del 2020, en la región latinoamericana, éstas crecieron a una tasa de 8,3% respecto al 2019, alcanzando USD101,5 mil millones, lo que representa un crecimiento sostenido en los últimos 11 años, especialmente en la recepción de divisas en México, Colombia y Brasil.
Este inesperado crecimiento en las remesas refleja los esfuerzos de los migrantes por mantener la calidad de vida de sus familiares en sus países de origen, una muestra de resiliencia y compromiso de los migrantes para apoyar a sus seres queridos en medio de la crisis. En el primer trimestre de 2020 se observó un crecimiento del 8,8% respecto al mismo período del año anterior, mientras en el segundo trimestre la tasa de crecimiento fue negativa (-4%), pero en el tercer trimestre, la expansión fue de 12,5% y la recuperación fue significativa en el cuarto trimestre, alcanzando una tasa de 15,7%, como efecto de la recuperación de las economías de destino de los migrantes. Sin embargo, la situación de las remesas no fue igual en toda la región, pues aunque la tasa de crecimiento fue positiva en Centroamérica (4,2%), el Caribe (12,7%) y México (9,6%), en Suramérica se contrajo -1%, siendo más pronunciada la contracción en los países andinos (-4,2%). El comportamiento de las remesas, se debió principalmente a la posibilidad de recepción de las transferencias en los países destinatarios.
En cuanto a la migración venezolana, en enero del presente año, el programa de Remesas e Inclusión Financiera del CEMLA y el BID-Lab realizó una encuesta a 2300 venezolanos migrantes, en los países donde residen, incluyendo varias preguntas sobre el efecto de la crisis sanitaria. Los resultados revelaron que el 18% de las personas encuestadas encontraron barreras para enviar remesas al inicio de la pandemia y el 83% resolvió esos obstáculos con medios digitales. Un aspecto interesante es que el 65% de los encuestados prefiere actualmente utilizar los medios digitales, a los convencionales presenciales. Por otra parte, se observó que el 90% de los encuestados no pudo visitar Venezuela y destinó más recursos para remesas. El 47% de los encuestados usó sus ahorros para enviar remesas, aunque el 93% considera que no tendrá que seguir sacrificando sus ahorros en el futuro. El 67% de los encuestados no considera regresar a su país de origen, al menos en el corto plazo.
Otros resultados de la encuesta muestran que como efecto de la pandemia se redujo en promedio el nivel de ingresos de los encuestados, teniendo que cambiar la ocupación y el lugar de residencia, especialmente en Estados Unidos, Chile y España. El 27% de los encuestados manifestó haber perdido su fuente de ingresos durante la pandemia, de los cuales el 39% lo recuperó. Más del 40% los migrantes venezolanos que viven en Brasil, Estados Unidos, Canadá, Italia y Chile, manifestaron haber recibido apoyo monetario del país en el que residen; mientras sólo el 19% de migrantes de Colombia, Argentina y Ecuador recibieron ayudas monetarias durante la pandemia. Estados Unidos es uno de los países que más tiene venezolanos, de los cuales el 47% recibió ayudas monetarias gubernamentales, de quienes el 38% envió remesas a sus familiares. El año 2020 nos evidenció la importancia que los migrantes venezolanos le dan a ayudar a sus familiares en Venezuela, lo que nos permite entender por qué la situación económica no ha sido peor.
En países como Venezuela muchas familias se están sosteniendo con las remesas que reciben de sus familiares que viven en el extranjero, mientras no reciben ningún tipo de transferencia o apoyo financiero significativo por parte del régimen usurpador, que sigue sacrificando y su talento humano.
#AsíGastanTuDinero
Karelys Abarca
Economista
Colaboradora, Cedice Libertad