En el primer semestre de 2019, según reportes de prensa, la Siderúrgica del Orinoco SIDOR produjo la misma cantidad de acero líquido que había producido en el primer semestre de 1957: ¡exactamente cero toneladas! Traemos a colación esa fecha de hace 62 años porque ese fue el año en que comenzó la construcción de una planta siderúrgica en Matanzas, Estado Bolívar. Pocos recuerdan que el proyecto había sido una iniciativa privada de un grupo de empresario liderados por Antonio Alamo quienes al informar al Presidente Pérez Jiménez, desistieron de participar cuando el general insistiera que el mismo debía ser 80% empresa publica y tan solo 20% inversión privada.

La obsesión estatista en relación con empresas que se consideraban “estratégicas” no era en aquel entonces monopolio de la izquierda política, sin un mantra que recorría el continente sin distingos ideológicos. Motivo por el cual SIDOR nació estatizada. Pero para ese entonces aún existían administradores públicos provos y eficientes como el General Rafael Alfonso Ravard (a la sazón todavía coronel) que lograban formar a su alrededor un cuerpo de técnicos y gerentes con mística, dedicación y conocimiento de la actividad a la que se dedicaban.

Con una capacidad inicial de 550,000 toneladas por año, a través de sucesivas ampliaciones y diversificaciones en su oferta de productos finales, SIDOR siguío creciendo. En los años setenta se integraba aguas arriba con la producción de pellas para reducción directa del mineral de acero del Cerro Bolivar, una de las reservas de hierro de alto tenor más grades del Continente. Para ese momento se había iniciado el “Plan Cuatro” que llevaba la capacidad a 4.8 millones de toneladas de acero líquido al año, la capacidad instalada que aún tiene.

Con el devenir del tiempo, las fallas inherentes al estatismo: manejo con criterios políticos en vez de gerenciales, demandas sindicales exorbitantes, y corruptela que minaban la eficiencia se hicieron sentir. La exitosa re privatización de CANTV a inicio de los años noventa en el gobierno de CAP 2, y la situación de endeudamiento extremo de la empresa llevaron al gobierno Cadera 2 a privatizar SIDOR. En 1997, El Consorcio Amazonas, liderado por el grupo italo-argentino Techint gana la licitación pública y toma control de la empresa. La privatización había sido un modelo de los preceptos más avanzados de la época. Entre otras cosas se le adjudicaba en condiciones favorables acciones clase B a los trabajadores que habrían de producirle jugoso dividendos hasta el momento de su re estatización en abril de 2008. Para ese momento la empresa operaba a su capacidad de diseño, 4.800.000 toneladas por año. Triste decirlo, pero los trabajadores activos celebraron con euforia el hecho, euforia que habría de durarles poco.

Para 2009 la producción ya se había reducido en un 25%, 35% en 2010 y 63% en 2011. Un ligero repunte en 2012 no pararía la irremisible caída, para 2015 la producción apenas llegaba a un millón de toneladas. De ahí en adelante, el colapso eléctrico que avanzaba como un cáncer en todo el país hizo que se desconectara a SIDOR del sistema eléctrico, y la autogeneración instalada estaba prácticamente fuera de servicio. Para el año 2018 se producían escasas 50,000 toneladas para llegar a cero en 2019.

¿Y la nómina de trabajadores? Bien gracias, a un nivel que casi triplica el número de los mismos en el momento de su re estatización. Si este fuera un caso aislado sería digno de estudio como ejemplo de la desidia hecha política de estado, pero lamentablemente es la norma de todas las actividades que el SS21 toca sean actividades propias del estado o no.

SIDOR, PDVSA, CANTV, son solo las más visibles de casi 600 empresas estatizadas y desmembradas o paralizadas por políticas insostenibles. Si algún consenso nacional debe haber es que este estrepitoso fracaso estatizador hay que revertirlo para que Venezuela renazca.

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Fuente: www.laotraviarcr.blogspot.com