Introducción
Un hecho incontestable en todas las economías del mundo, es que cuando existe una moneda que no tiene libre convertibilidad (posibilidad de cambiarla por otra) siempre surge un mercado negro o subterráneo de personas que necesitan por variadas razones, (importar mercancías del extranjero, situar su propio capital en el exterior,etc) adquirir divisas y venderlas. Si bien es cierto que tiene muchas imperfecciones este mercado no ha sido la primera vez en Venezuela que ha ocurrido este fenómeno. Bajo el gobierno de Rómulo Betancourt,[1] en el año de 1960 con el Decreto 390 se instaura el primer control cambiario con dos valores distintos: Bs. 4,70 para viajes e importaciones consideradas no esenciales y Bs. 3,35 para el resto de los conceptos. Esta providencia fue incapaz de detener el deterioro de las reservas internacionales y en 1961 se promulgó el Decreto 724 mediante el cual el 80 % de las importaciones quedaron bajo la cotización de Bs. 4,70 por dólar. Pero para el año de 1964 con el Decreto 1159 se elimina definitivamente el control cambiario y hasta se logró reducir la tasa de cambio a Bs. 4,30. Años después en la administración de Luis Herrera Campíns, con un ambiente de elevados precios del petróleo, la fuga de capitales y la incapacidad de llegar a un acuerdo para reestructurar los pagos de la cuantiosa deuda externa tanto del sector público como del privado, el gobierno se ve obligado por las circunstancias a instrumentar un control de cambios. De esta forma, a partir del 18 de febrero de 1983, llamado ese día el viernes negro, se impone un nuevo control de cambios, en el cual se aplican tres tasas de cambio diferentes:
- 4,30 para bienes esenciales y deuda pública.
- 6,00 para importación de bienes no esenciales.
- 7,50 para viajeros, inicialmente, ya que dicho valor quedó flotante y mensualmente aumentaba.
Cabe destacar que el dólar paralelo en aquel entonces se incrementó, y luego bajo la administración de Jaime Lusinchi, se mantuvo el control de cambios inclusive con dos devaluaciones. Al terminar su mandato, el nuevo gobierno presidido por Carlos Andrés Pérez, decretó la unificación cambiaria y la desaparición de cualquier tasa preferencial del bolívar y el tipo de cambio resultante fue de Bs.34,14 ya bastante lejano del mítico Bs. 4,30 por US $. Tomamos este último dato del libro escrito por Asdrúbal Baptista.[2]
El despegue de la hiperinflación y la depreciación permanente del bolívar en el mercado no oficial del dólar USA
De acuerdo al aumento del índice de precios al consumidor para el Área Metropolitana de Caracas la inflación mantuvo un crecimiento promedio de los precios en 24,2%, pero ya para el año 2015 la inflación había alcanzado el 180% la más elevada del mundo y de ahí en adelante se perdió todo control de este fenómeno de larguísima duración en la economía venezolana. Por otro lado, la oferta monetaria (agregado M2) creció a una tasa geométrica promedio un 40,17% anualmente en esos quince años. Se nota en ese sentido una inflación reprimida con importaciones de bienes esenciales, controles de precios y subsidios.
Cuadro 1
Adicionalmente, también durante estos años, los precios del petróleo pasaron de 16,2US $ /b en 1999 a 64,07 US $/b en el año 2007, e incluso después de haber experimentado una ligera baja por la recesión del año 2008, volvieron a elevarse una vez más en el 2010 (71,6 US $/b) para alcanzar un máximo de 103,5 US $/b. Esto es, según cifras emitidas por la propia OPEP la canasta representativa de la organización, de precios mundiales de los crudos petroleros, había pasado de 17,48 US $/b en 1999 a US $ 96,29/b en el año 2014. Esto es en términos nominales se habían quintuplicado, mientras que en términos reales se habían cuadruplicado. De esta forma Venezuela pudo exportar entre los años 1999 y 2014 la suma de US $ 856.413 millones.
De acuerdo con una organización privada sin fines de lucro,[3] esta cantidad enorme de divisas en exportaciones petroleras más las sumas recaudadas por el IVA y el impuesto sobre la renta, e inclusive un imprudente y exagerado endeudamiento, le permitieron en doce años, esto es, desde 1999 hasta el año 2011, que el gasto público alcanzara a US $ 1.125.000 millones, esto es un promedio anual de gasto de US2 $ 93.750 millones, mientras que los gobiernos de Luis Herrera Campíns erogaron en US $ 97.629 millones; el de Jaime Lusinchi US $ 84.311 millones; el denostado segundo gobierno de Carlos Andrés Pérez US $ 56.615 millones; y el segundo de Rafael Caldera con crisis bancaria y todo fue el que gastó más de todos los gobiernos democráticos alcanzaría a la cantidad de US $ 107.047,0 millones.
En el año 2002 se produjo la huelga petrolera y el paro cívico nacional organizado por las fuerzas opositoras contra un gobierno que no resolvía los grandes problemas y acudía a las mismas malas recetas y prácticas de un pasado no tan reciente. Provocó que el gobierno a través del BCV instaurara de nuevo otra vez un control de cambios, así se establece CADIVI en febrero de 2003.
El tipo de cambio flotante continuamente se depreciaba y se mantenía la salida de capitales. De modo pues, que el US $ paralelo pasa de Bs. 1.600 año 2003 a Bs. 5.700 en el año 2007, un crecimiento de 256%, mientras que los precios al consumidor se incrementaban en ese mismo lapso un 95%. Esto es, si alguien hubiese adquirido dólares en diciembre de 2003 y los hubiese vendido en diciembre de 2007 hubiese ganado una buena suma dependiendo de lo comprado.
También como es sabido el diferencial entre el dólar oficial y el paralelo es un estímulo poderoso para la corrupción y todo género de ilegalidades. De esta manera, el año 2008, el gobierno a través del BCV le elimina 000 al bolívar, y además lo denomina irónicamente “bolívar fuerte”, haciendo todo esto sin realizar las medidas exigidas de corrección de un déficit fiscal que cada vez crece más, reducir la expansión inorgánica de la oferta monetaria y la principal que es dar confianza a los inversionistas nacionales y extranjeros.
En el año 2005 se decreta el establecimiento del Fondo de Desarrollo Nacional (FONDEN) como pseudo institución o artilugio para extraerle reservas internacionales al BCV sin compensación o pago alguno. Y ese mismo año se le retira al BCV la suma de US $ 6.000 millones destinadas al FONDEN. Para el año 2007 se permite que el FONDEN gaste en el país en bolívares, al tipo de cambio vigente. Esto es, le sustraen al BCV grandes sumas de divisas sin pago alguno y luego se las vende al tipo de cambio futuro más devaluado. Esto es, los US $ dólares cuando entraron en el país se emitieron su contravalor en bolívares y luego cuando el Ejecutivo Nacional necesita gastar en el país se los vuelve a vender al BCV otra vez por su contravalor. Un reciclaje que crea dinero inorgánico.
De acuerdo al economista José Manuel Puente en el documento, “Bases para el diseño de un programa de reconstrucción nacional” exhibido en el portal WEB Pro Da Vinci, en un cuadro explica que durante los años 2005-2014 el Banco Central de Venezuela le traspasó al FONDEN la suma de US $ 48.925 millones, como también PDVSA US $ 83.044 millones. Un total de US $ 131.969 millones. Las fuentes del cuadro de Puente son del Ministerio de Finanzas. ¡Esto es, nos quedamos a propósito sin reservas internacionales!
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Fuente: www.cedice.org.ve