La libertad es indiscutiblemente inherente a la naturaleza humana, es la que permite que cada individuo le dé el rumbo que desee a su vida, decidiendo que es lo que más le conviene, lo que más le beneficia, lo que hace y deja de hacer, lo que expresa y como lo expresa, donde cada decisión tomada apunta a la realización y bienestar personal. En pocas palabras el ser libre es irremplazable, sin buscar mucho se puede señalar el ejemplo de las personas que hacen vida en ambientes autoritarios son infelices.

Cabe destacar que la libertad sólo es posible cuando se tiene presente la justicia, porque evita que la voluntad de unos, ahogue, interfiera o suprima el ejercicio de la voluntad de otros, consiguiendo que todos los individuos puedan ejercer sus libertades de forma plena sin atropellar la de sus semejantes asegurando el bienestar de todos. Al final el papel de la justicia como virtud humana es el que permite que la libertad no termine decantando en el libertinaje.

La conjugación de la libertad y la justicia cobra fuerza especialmente sobre el rol que tienen los individuos como “ciudadanos” en las sociedades donde se desarrollan. Por qué? La ciudadanía representa el conjunto de derechos y deberes que posee un individuo los cuales norman su relación con la comunidad organizada a la cual pertenecen. Cuando analizamos el concepto de ciudadanía se puede ver que la libertad y la igualdad son la base de la ciudadanía, donde la libertad se traduce como los derechos y como son amparados desde las instituciones y la igualdad se hace presente en los deberes que deben cumplirse para gozar de los derechos.

Los ciudadanos sin sentido de las responsabilidad con sus derechos, y sin compromiso de cumplir con sus deberes, se condenan a sí mismos a siempre vivir en condiciones desfavorables, sociedades con alto grado de desigualdad, economías débiles, y gobiernos que se aprovechan de las atribuciones del Estado para establecer modelos totalitaristas, es decir, el abandono del rol como ciudadano tiene como conclusión la coacción de las libertades individuales.

Por esta misma razón el deber como ciudadanos, es el de asumir sus responsabilidades tanto o más como aboga por sus derechos, porque en la medida que ejerza sus deberes políticos y socioeconómicos, conducirá a que las comunidades donde habita se fortalezcan y evolucionen, sentando las bases para que instituciones, organizaciones, actores políticos, actores económicos, actores sociales y el Estado, se den a la tarea de velar por el bienestar de cada a uno de los individuos, teniendo en cuenta que siempre habrá ciudadanos que estarán atentos a cualquier falta a sus derechos y desempeñarán activamente sus deberes.

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Fuente: www.cedice.org.ve