La crisis generada por el coronavirus y su gestión desde las políticas públicas exige una respuesta desde el Liberalismo, donde Venezuela tiene mucho para aportar. Comencemos por dimensionar bien el problema
El 18 de marzo, en mi primera nota sobre la Covid-19 (1), señalé como incidencia, tomando cifras del Financial Times: “200 mil casos de infección por el coronavirus, con una mortalidad estimada en 3%”. Un mes después, ya son más de 2 millones de casos. Las cifras del Financial Times, al iniciar el 17 de abril de 2020, son de 2.119.831 contagiados y 135.995 fallecidos (2).
Me quedó claro un aprendizaje de mi primera entrega sobre coronavirus: cualquier estadística que se publique sobre el tema quedará obsoleta en menos de un día. En cualquier caso, es indispensable proponer el método de ir primero a los datos, a la información, antes de proponer cualquier teoría o interpretación.
Hay una preocupante tendencia: se ha pasado de un millón a dos millones de contagiados en apenas doce días (3) Este aceleramiento en el número de casos podría estar respondiendo a que ha habido lentitud en identificar los casos, mediante los test correspondientes. Un artículo de Edward Luce para el Financial Times señala que en EUUU apenas se han aplicado las pruebas de la enfermedad al 1% de la población, esto es, 3,2 millones de personas (4). En EEUU, según Bloomberg, hay, al despuntar el 17 de abril, 671.407 contagiados y 33.322 fallecidos, qepd (5).
Al 12 de abril, “media población mundial, cerca de cuatro mil millones de personas, se encuentran bajo confinamiento obligatorio ordenado por sus gobiernos.” (6)
Hay noticias buenas. Al 16 de abril, hay 509.569 personas que han logrado recuperarse de la enfermedad, esto es, casi la cuarta parte de los contagiados (7).
Un desafío es entender qué patrón de contagio y fatalidad. Un modelo de estudio que propone Andrew Atkenson es el llamado SIR, cuyas siglas provienen de S por Susceptibles, I por Infectados y R por recuperados. Una conclusión de este primer intento de modelación es que “pruebas masivas son necesarias para entender la enfermedad.” (8)
El daño en América Latina y Venezuela
Con las restricciones a la actividad económica y circulación, la economía mundial caería 3% en 2020, según el FMI. Venezuela decrecería 15%, comparado con 5,2% de caída para la región de Latinoamérica y El Caribe. Lo que hace más grave el caso venezolano es que resulta ser la única economía de la zona donde también se proyecta decrecimiento económico en 2021, con 5% adicional de contracción. La región crecería 3,4% en 2021. La vecina Colombia vería retroceder su PIB en 2,4% en 2020 y crecería 3,7% el próximo año. (9)
La revista médica The Lancet, el 28 de marzo de 2020, alerta que en Venezuela, de acuerdo a una encuesta aplicada a doctores por la ONG Médicos Unidos, apenas 25% de la muestra tenía acceso a agua en sus hospitales, 65% declaró no tener guantes, máscaras, jabón y otro equipo de protección requerido para confrontar esta crisis del coronavirus. En el Hospital Universitario de Caracas, tan solo 80% de los trabajadores tenía acceso al material de protección (10)
Las estadísticas oficiales sobre la incidencia del coronavirus, tomadas del portal Patria, son 204 casos positivos, con 111 casos recuperados y 9 fallecidos, qepd, al 17 de abril de 2020 (11). Los bonos de ayuda gubernamental, “Disciplina y Solidaridad”, del 29 de marzo, habrían llegado a nueve millones de personas y el “Quédate en Casa” concluido el 30 de marzo, a cuatro millones (12). Las noticias generales no informan el monto de la ayuda, cada beneficiario lo vería en su “Monedero” de la Plataforma. Una fuente habla de 350 mil bolívares, que son casi 2 dólares a valor de mercado (13). Según el Centro de Documentación y Análisis para los Trabajadores, la canasta alimentaria familiar en Venezuela, a Enero de 2020, valía 14.937.635 bolívares y un trabajador necesitaría 497.923 bolívares diarios para alimentar a su familia (14)
La CEPAL ha publicado sus estadísticas sociales de 2019 esta semana. Tenemos cómo ver la situación de partida de Venezuela: población de 28,5 millones; tasa de emigración de 22,3 por 1.000, comparado con una media de 0,8 por 1.000 para América Latina y El Caribe; tasa de mortalidad de 7 por 1.000, que compara con 6,3 por 1.000 para la región; 30,9 por mil de mortalidad infantil para menores de 5 años que compara con 19,1 para América Latina y El Caribe; 21,2% de la población venezolana por debajo del nivel mínimo de consumo de energía alimentaria, cuando la media regional es 6,5%. El gasto público en salud es 3,2% del PIB, mientras Latinoamérica y el Caribe gastan en media el 6,9%… El PIB per cápita es 4.274 dólares y la media regional es 8.885. La economía cayó 19,6% en 2019, mientras que América Latina creció el 1%… (15)
Las políticas económicas contrarias a la economía de mercado han colocado a Venezuela en situación de fragilidad. Peor aún, sus emigrantes están entre los grupos más vulnerables en otras geografías. El problema más agudo se está dando en Colombia. A septiembre de 2019, nueve de cada diez de los inmigrantes venezolanos que trabajaban en suelo colombiano lo hacían en la economía informal. El desempleo entre estos inmigrantes alcanzaba 20% (16). Según la misma fuente, los Municipios Asociados del Altiplano del Oriente Antioqueño, MASORA, están coordinando vuelos humanitarios para repatriar a los venezolanos más vulnerables entre los 20 mil que viven en esos nueve municipios.
Al 15 de abril de 2020, seis mil venezolanos habían retornado desde Colombia a su país, por un corredor humanitario y durante un lapso de diez días. Al llegar a suelo patrio, son alojados en los Puntos de Alojamiento Integral, PASI, donde deben permanecer catorce días aislados. Habría 10 albergues PASI operando, con capacidad promedio de 300 personas y operando bajo régimen militar. Se trata de centros educativos y deportivos, sin capacidad instalada para una emergencia así (17)
Con esta dolorosa información, tenemos una perspectiva estadística y cualitativa. Como decía un académico liberal venezolano, M.J. Cartea, se está resolviendo un problema sin entenderlo. Y tomando al virus como pretexto para ocultar los fallos ya existentes en políticas públicas.
REFERENCIAS