Este es el ensayo ganador del Segundo Lugar del Concurso de Ensayos “El Libre Comercio y la Soberanía del Consumidor”, escrito por José Antonio Bolaños.
Consideraciones, argumentos, datos y propuestas sobre su necesaria aplicación en Venezuela.
A lo largo de la historia filosófica contemporánea de la humanidad, específicamente a partir del siglo XIX, existe una tendencia proveniente de algunos autores destinada a hacer frente o contraposición a una idea y un concepto en específico: la libertad espiritual y material del hombre. Así pues, en éste siglo, particularmente marcado por la industrialización acelerada del mundo occidental gracias a los avances tecnológicos de la época y a una creciente clase dedicada al comercio y la inversión, surgen las bases fundamentales de ideologías políticas que, en la búsqueda de un utópico e ideal estado de bienestar y cooperación absoluto de todos los hombres, en la práctica resultarían ser sumamente dañinas, tanto para las libertades individuales de los ciudadanos que corrían con la poca fortuna de transitar estos llamados procesos revolucionarios, como para las naciones que debían sufrir estos “procesos transitorios hacia la gloria futura”[1].
Para una mente sensata, la experiencia y la historia deberían ser suficiente prueba para evitar la continua experimentación de una idea que en la práctica ha demostrado ser un claro fracaso. Sin embargo, en los últimos tiempos, hemos visto como diferentes regímenes, tanto democráticos, como tiránicos y dictatoriales, tienden a coartar las libertades en un intento vano de “proteger” sus naciones. Estos intentos, movidos quizá por cuestiones sinceramente altruistas en algunos casos (no en otros donde el empobrecer y dominar es el fin último), terminan causando un daño más grande que el beneficio que buscaban en primer lugar. Los casos van desde la imposición de barreras arancelarias en los países más desarrollados bajo la excusa de “proteger la mano de obra nacional”[2], hasta viles y planificados intentos de dominación de una sociedad entera basados en el hambre, la miseria y la necesidad de ciudadanos[3]. En ambos casos, aunque en mucha menor medida de uno respecto al otro, los ciudadanos de estas naciones ven mermadas de una manera significativa sus libertades individuales y, de manera particular, su soberanía sobre la decisión de qué productos adquirir, tanto en cantidades y calidad, como en tiempo y precio de estos.
Es de esta manera, y sobre la base de la dificultad de adquisición de productos de primera necesidad en países con economías fuertemente estatizadas, como es el caso de Venezuela, los regímenes políticos en estos países, mediante la coacción derivada de lo anterior, se disponen a seguir ampliando sus poderes totalitarios sobre las poblaciones coartando aún más las libertades con el fin último de asegurar un poder cercano a absoluto donde solamente allegados y miembros de la dirección de gobierno disfruten de los beneficios y los recursos de toda una nación[4].
Así pues, y con base a las consideraciones anteriores, además de argumentos y teorías, se demostrará a lo largo del presente ensayo la importancia del libre comercio para la recuperación económica de países con economías fuertemente estatizadas, además de que se buscará probar las ventajas sociales y de libertades individuales que éste sistema puede arrojar para las poblaciones de dichos países a mediano y largo plazo. De igual forma, mediante una propuesta diferente de integración económica regional, se expondrán las posibilidades de un desarrollo conjunto de diferentes países latinoamericanos sobre la base de un tratado eficiente y real de libre comercio entre naciones del continente con características económicas similares. En ambos casos se tomarán como base diferentes condicionantes para la adopción de estas políticas dentro de Venezuela y la región, siendo algunas de estas de fácil resolución, mientras que otras requerirían de un esfuerzo más profundo para su consecución.
Argumentos teóricos a favor de la adopción del libre comercio. Una economía sana y libre es la base para un mayor bienestar social
La formación de un gobierno sobre una comunidad humana, obedece a la necesidad existente entre los individuos de estos grupos sobre su seguridad y libertad personal[5]. Esto se debe a que dentro de una sociedad sin gobierno central, no se encontrarían garantizados los derechos y la seguridad de los hombres sobre sus propiedades y vidas, ya que, como lo menciona Hobbes, el estado de naturaleza, donde los hombres se encuentran enfrentados unos a otros producto de la falta de ley, argumenta que éste:
“En una situación semejante no existe oportunidad para la industria, ya que su fruto es incierto; por consiguiente, no hay cultivo de la tierra, ni navegación, ni uso de los artículos que pueden ser importados por mar, ni construcciones confortables, ni instrumentos para mover y remover las cosas que requieren mucha fuerza, ni conocimiento de la faz de la tierra, ni cómputo del tiempo, ni artes, ni letras, ni sociedad; y, lo que es peor de todo, existe continuo temor y peligro de muerte violenta; y la vida del hombre es solitaria, pobre, tosca, embrutecida y breve”[6].
En este caso, y como resultado de la naturaleza conflictiva intrínseca en el hombre en “absoluta libertad”[7], los hombres tienden a asociarse entre sí en la búsqueda de seguridad y de verdadera libertad, puesto que, solamente mediante el control de la ley, dispuesta esta por un tercero, es que es posible lograr la armonía y la verdadera libertad entre los ciudadanos de una sociedad, además de que, gracias a la salvaguardia de estos valores, esta es la única manera posible de que una sociedad garantice su progreso hacia el futuro.
Ya que la defensa de la seguridad y la libertad encierran el deber único y total de un Estado para garantizar el desarrollo individual y el progreso colectivo de la nación, es necesario que esto no se desvirtúe bajo ningún medio. Es por ello que el actuar del Estado, a pesar de que debe ser eficaz en cuanto a la acción destinada a esta defensa, debe ser limitado, puesto que si el Estado comienza a legislar y ejecutar acciones destinadas al control o la planificación económica de una sociedad se está vulnerando el principio por el cual éste existe; deja así de proteger la libertad y la seguridad de los ciudadanos para dar paso a un peligroso paternalismo que, viniendo incluso de gobiernos conservadores, roza tendencias socialistas en un vago intento de aplicar una falsa idea de planificación que tiene como único fin la servidumbre voluntaria de toda una sociedad.[8]
Es por esta razón, que el Estado liberal limitado, debe atender únicamente a lo concerniente a la defensa de la seguridad y la libertad de los ciudadanos, para que, mediante el desarrollo completo de sus facultades propias, puedan garantizar un progreso sostenido en sus localidades y, por añadidura, a la nación por entero. Este desarrollo individual, así como la premisa de un Estado limitado, vienen debido al natural rechazo por parte de cualquier individuo a que se le dicte qué es lo que debe pensar, decir o hacer, es decir, las personas desean, de manera muy personal y natural, obtener y conservar la mayor suma de libertad posible, ya que tienden a despreciar los intentos que tienen como fin coartar estas libertades, vengan estos del Estado o de cualquier otra entidad, sea un grupo o una persona. Esto tiene su origen en la idea moral de una sociedad libre, donde, si las personas ceden sus opiniones y acciones a los designios de un Estado o de cualquier otra persona, pierden su condición de individuos libres y racionales, acabando únicamente como meros números de estadísticas dentro de un Estado planificador y paternalista.[9]
La base fundamental de las libertades dentro de una sociedad, con base a lo anteriormente expuesto, corresponde a la idea de libertad económica y de comercio. Es decir, la base de todas las demás libertades (no por ello más o menos importantes sino complementadas en igual medida), viene dada por la libertad de las personas de escoger que consumir, sobre qué y cuanto ahorrar o invertir y sobre la libre disposición de los frutos de su trabajo sin ningún tipo de imposición, sea desde el Estado o desde otras personas. Esto corresponde, en esencia, al libre usufructo de su trabajo y los resultados de éste. Es sobre la base de esta necesidad de libertad de uso y disfrute de su propiedad que el Estado debe enmarcarse para garantizar la protección y la ampliación de dichas posibilidades.[10]
La premisa del Estado limitado, se sostiene además por dos factores fundamentales, el primero corresponde al principio de no agresión, el cual es definido como la libertad de “hacer lo que se quiera, con la condición de no perjudicar a los demás”[11]. Esto quiere decir que los individuos se encuentran sin ningún impedimento para ejercer su voluntad ni disponer de su propiedad, sea su cuerpo o sus bienes, siempre y cuando no perjudique la libertad y la propiedad de su semejante. Sin embargo, cuando amerite resolver alguna disputa o se quiera ejercer autoridad sobre la libertad o propiedad de una persona, se dispone del segundo principio del Estado limitado, el cual corresponde al uso de las leyes y la justicia dejadas en manos de un tercero para ejercer, de manera imparcial, cualquier acción requerida por lo anterior sobre la base de la necesidad de prevenir y evitar cualquier acción, por parte de miembros de la sociedad, que pueda afectar la vida, la libertad o la propiedad de otro u otros[12]. En pocas palabras, y con base a los argumentos anteriores, el papel del Estado queda por completo enmarcado en la defensa de las libertades individuales de los ciudadanos con el fin de evitar un estado de confrontación y de injusticia.
Ahora bien, una vez el Estado se aboque a garantizar la libertad y la seguridad de los ciudadanos, en cuanto a la protección de sus vidas y sus propiedades de acciones ofensivas por parte de terceros, es posible ver una ampliación de las demás libertades de manera paulatina, así como también se garantiza la consolidación de nuevos valores en materias sociales y de convivencia dentro de dichas sociedades; el libre comercio y el Estado limitado abren las puertas de una sociedad más culta, más dinámica (en cuanto a la confianza y la cooperación) y más pujante en todos los sentidos.
Así pues, mediante la implantación de un modelo de libre mercado y la consolidación y protección de las libertades desde el Estado, es posible ver como las sociedades tienden a decidir sobre sus valores intrínsecos, los cuales permiten mantener y ampliar sus culturas propias y a defender y conservar sus creencias y religiones, sin que ningún tercero busque, de una forma totalitaria, imponer una única línea de pensamiento[13].
De igual forma, una sociedad libre basada en la libertad de comercio se encuentra basada sobre los valores de la confianza y la cooperación, esto se debe a que las personas son más dadas a cooperar con sus semejantes que a aceptar imposiciones desde el gobierno o el Estado. La asociación voluntaria, en este sentido, es más importante para los ciudadanos libres que la sumisión al poder o al gobierno[14]. Así pues, sobre la base de la confianza mutua entre ciudadanos de una sociedad libre, es posible garantizar el desarrollo conjunto sobre la base de la cooperación sincera y productiva. Es por esta razón, que en estas sociedades la cooperación representa la base fundamental, ya que solamente mediante ella los individuos con igualdad de intereses pueden alcanzar de una manera más efectiva su realización y sus metas de una manera satisfactoria[15].
De esta manera, la confianza y la cooperación garantizan el desarrollo en conjunto de una sociedad, puesto que si los ciudadanos tienen seguridad de que, resguardados en normas simples y leyes que les protegen en cuanto a sus libertades y su propiedad, pueden confiar en otros con intereses similares y pueden comerciar libremente y sin trabas burocráticas, tenderán a cooperar entre sí garantizando un ambiente de desarrollo sostenido y ampliado para toda la sociedad a mediano y largo plazo[16].
En contraposición clara y evidente al libre mercado y las bondades derivadas de una sociedad libre con un Estado mínimo encargado sólo de la seguridad y la libertad de los individuos, tenemos las sociedades con economías fuertemente estatizadas, las cuales, además, terminan sucumbiendo en lo político, causando la sumisión total de la población a los designios de un dictador o un reducido grupo de poder. Ahora bien, si la premisa principal de una sociedad libre es la libertad económica y la democracia sobre los asuntos referidos a las leyes que regulan el mantenimiento de la seguridad y la libertad de los ciudadanos, entonces, ¿Cuáles son las bases materiales sobre las cuales se sostiene un régimen planificador de la economía y qué es lo que lo lleva a convertirse en totalitario? La respuesta a esta cuestión la aborda con sencillez y sentido común el autor austríaco Friederich Hayek en su texto Camino de servidumbre. En este caso, Hayek expone que:
“Una consecuencia de las ideas que fundamentan la planificación central, demasiado evidente para no contar con el asentimiento general, es que el complejo sistema de actividades entrecruzadas, si va a ser dirigido en verdad conscientemente, tiene que serlo por un solo estado mayor de técnicos, y que la responsabilidad y el poder últimos tienen que estar en manos de un general en jefe, cuyas acciones no puedan estorbarse por procedimientos democráticos. El consuelo que nos ofrecen nuestros planificadores es que esta dirección autoritaria se aplicará «sólo» a las cuestiones económicas”[17].
Este es el argumento básico sobre el cual reposa la idea de que los regímenes planificadores, sean democráticos en primer lugar o no, tienden inexorablemente hacia el totalitarismo y la imposición, aclarando que en aras de obtener un beneficio común para todos es necesario abandonar la idea de la libertad de comerciar y la soberanía a elegir que consumir, dejando estas libertades en manos de unos pocos planificadores que tienen el único objetivo de “mejorar la calidad de vida de todos”.
Es aquí donde empiezan los totalitarismos, cuando se ceden en primer lugar las libertades económicas sobre la idea de que estas pueden, en su conjunto, ser planificadas por un grupo pequeño de técnicos sin ningún tipo de control desde la sociedad. Una vez abandonada la base principal de toda sociedad libre, la libertad de mercado, de comercio y de consumo, esa sociedad está destinada, según Hayek, al inexorable camino de la servidumbre.
Se podría afirmar sin temor a dudas que la sociedad venezolana ha transitado en los últimos años el camino hacia la servidumbre, terminando de manera efectiva en las condiciones de necesidad y decadencia en la que se encuentra hoy día. Algunas de las pruebas son la hiperinflación que afecta a la nación[18], la escasez[19] y la imposibilidad de adquirir productos de primera necesidad y medicinas, los índices de criminalidad[20], la disminución del PIB[21], la caída de la producción petrolera[22], los problemas en los servicios públicos[23] y, finalmente, la creciente y acelerada ola migratoria consecuencia de todos los problemas anteriores[24]. Todo esto sin mencionar la evidente corrupción y degeneración de todas las instituciones políticas y económicas.
Teniendo en cuenta que estos problemas se han venido gestando en una nación que en los últimos 20 años ha visto, producto del incremento sostenido de los precios petroleros (al menos en la primera década del siglo), sus arcas acumular ingresos cercanos a US$960.589 millones[25], y que la totalidad de estos ingresos fueron a parar directamente al Estado (debido a que la principal empresa petrolera PDVSA es de completa jurisdicción y planificación estatal), queda más que evidente que es debido al intento de “distribuir la riqueza de la nación y del petróleo de manera equitativa para todos los venezolanos”, que la nación se encuentra transitando uno de los periodos más oscuros de su historia republicana, todo debido a que los ingentes recursos petroleros fueron a parar, producto de un Estado socialista y totalitario, en su mayoría, a cuentas bancarias de personas cercanas al círculo de poder en Caracas, evidencia de esto quedan en las investigaciones anticorrupción y lavado de dinero llevadas a cabo por los Estados Unidos en los últimos tiempos.
Queda claro que, producto del abandono de las libertades básicas y la abdicación de la sociedad venezolana frente a la planificación económica, el Estado venezolano se convirtió en un Estado opresor y totalitario el cual, siendo un instrumento del partido de gobierno, continua socavando las libertades básicas de los ciudadanos.
El libre comercio. La oportunidad real de una nación agonizante
Ahora bien, ¿es posible que Venezuela se recupere de la situación económica en la que se encuentra? En primer lugar, es necesario tomar en cuenta algunos condicionantes que evitan la adopción del libre comercio dentro del país en el corto plazo y cómo solucionarlos.
Vale aclarar que, en primera instancia, el principal condicionante obedece a razones de carácter político, es decir, la actual dirección de gobierno no adoptará, debido a su inclinación socialista y a su poder totalitario, un sistema de gobierno limitado con la consecuente ampliación de las libertades civiles y de comercio. Para sortear este condicionante, el cual representa la principal traba, es necesario ejercer presión para provocar un cambio en la administración y una posterior recuperación de las instituciones y el Estado de derecho. El cómo puede adelantarse este proceso es algo que, por motivos de extensión y el tema de éste ensayo, no corresponde profundizar en este momento.
En segunda instancia, existe un grave problema social, como ha quedado en evidencia anteriormente, el cual debe ser tratado con sumo cuidado en los años posteriores a un eventual cambio en la administración. Si bien es cierto que la libertad económica puede abrir paso al empleo y el desarrollo individual a corto plazo, un cambio repentino de la política económica del Estado (en cuanto a privatizaciones, eliminación de subsidios, aumento de los servicios), pueden resultar altamente impopulares en sectores acostumbrados a depender de los beneficios del Estado. Por esta razón, y para sortear esta dificultad sin que el nuevo sistema se vea afectado nada más empezar, es necesario llevar a cabo un proceso paulatino de recuperación conjunta entre los sectores comerciales nacionales y los préstamos y ayudas que puedan prestar diferentes instancias o naciones del mundo para la recuperación de la nación, teniendo siempre como meta la reducción al mínimo del Estado y la eliminación de los subsidios, pero de una manera escalonada para no fracasar desde el inicio.
En tercera y última instancia, existe el condicionante de la corrupción generalizada y el exceso de nómina en la administración pública nacional, la cual, sin una correcta adecuación, puede provocar que los vicios del actual sistema se exporten hacia el que se busca implementar, haciéndole fracasar desde el inicio. Para sortear este último escoyo, es necesario que una nueva administración, la cual tiene como fin la reducción del Estado en aras de la ampliación de las libertades, realice esfuerzos conjuntos entre la sociedad civil y la academia para buscar maneras de re-profesionalizar la gestión pública en la búsqueda de la excelencia y la eficiencia en el menor tiempo posible.
Sin embargo, y además de las primeras soluciones aportadas anteriormente, es posible demostrar cómo se puede adoptar el libre comercio en Venezuela una vez superado el escoyo político. Para ello, es conveniente evaluar lo siguiente:
- Es necesaria una nueva legislación en materia económica, tributaria, financiera, comercial y jurídica, la cual limite los poderes del Estado en materia económica y permita y proteja la libertad de empresas y de comercio, además de que se deberían reestructurar las tasas impositivas a la inversión, se evalúe la dolarización económica (o una conversión de la moneda), abandonando definitivamente el bolívar debido a la poca confianza que éste despierta para el ahorro entre los venezolanos (producto del trauma actual) y se plantee la privatización o definitiva eliminación de empresas públicas ineficientes, inoperativas o en bancarrota. Para conseguir esto, es necesario convocar a un nuevo proceso constituyente (o a una amplia discusión sobre reformas constitucionales profundas), donde el nuevo marco jurídico abandone artículos y capítulos enteros destinados a la planificación, así como también es necesario que se eliminen los artículos concernientes a la potestad única del Estado sobre el petróleo y los hidrocarburos para, de esta manera, abrir espacio a la inversión privada internacional y se elimine el monopolio estatal sobre la producción petrolera, el cual ha resultado ser no solamente ineficiente, sino perjudicial en todos los aspectos para el desarrollo de la nación.
- Como se adelantó anteriormente, la recuperación económica del país debe inclinarse hacia la búsqueda de préstamos o ayudas a corto plazo desde el exterior, donde Estados o empresas accedan a invertir capital para reactivar la producción en los principales sectores nacionales (petróleo, turismo y siderúrgica). Esto debe venir acompañado de la consecuente seguridad jurídica que deberían tener estos inversores producto del punto anterior.
- En cuanto a la administración pública, esta debe pasar, como se mencionó anteriormente, por un nuevo proceso de profesionalización y depuración, donde el Estado gigante sea reducido al mínimo mediante la eliminación o fusión de la mayoría de sus ministerios. De igual forma, se puede, en lo regional y lo local, fortalecer nuevamente los mecanismos de auto-gestión para reducir en mayor medida la dependencia de los estados y los municipios de las directrices del poder central.
- Con respecto a los problemas sociales, la adopción del libre comercio, a corto plazo y con la correcta ejecución, podría abrir paso al crecimiento del empleo y el ingreso a nivel nacional, garantizando, además la disminución paulatina de la inflación y el aumento de la producción de bienes de primera necesidad. Esto, de manera gradual, contribuiría a la recuperación del poder adquisitivo del venezolano, además de que, una vez eliminadas las trabas burocráticas estatales para la conformación de empresas, la inversión y el ahorro volverán a formar parte de la economía nacional, garantizando una mayor independencia y soberanía del consumidor frente a imposiciones externas a él. Debido a todo lo anterior, los índices de delincuencia, desnutrición, migración, desempleo y deserción escolar irán en descenso de manera natural producto del mejoramiento de la calidad de vida devenido de lo anterior.
A estos cuatro puntos es conveniente agregar la necesidad de un tratado de libre comercio real entre países de la región (al menos en primera instancia para mejorar la expansión de la economía), donde se puedan crear lazos reales de inversión económica mutua. Este tratado, en principio, comprendería la estructuración y cooperación en materia económica de los 4 países miembros de la Comunidad Andina más Venezuela. En este tratado, se tomarían las bases económicas fundamentales de la Unión Europea (salvo la creación de una moneda única en primera instancia), donde se eliminarían las trabas sobre la inversión y la competencia y se adoptaría una zona de libre comercio entre los países miembros. El proceso de adopción de estas políticas correspondería a la cancillería de la república, y, de ser posible, debe tomar la iniciativa para llevar a cabo la propuesta.
Esta propuesta, contribuiría a mejorar el desarrollo socioeconómico de Venezuela y los países miembros, ampliando no solo el mercado interno de estos países, sino sus posibilidades de exportar y competir en el mercado global. Además de que ampliaría las oportunidades económicas de desarrollo de las comunidades, mejorando significativamente la calidad de vida de los más desfavorecidos gracias a la nueva inversión en todos estos países.
De igual forma, y de manera paulatina, pueden sumarse nuevos países de la región para fortalecer el tratado y mejorar la integración latinoamericana. Posteriormente, podría pensarse en la adopción paulatina de una única unidad monetaria para el bloque, simulando lo visto en la UE y tratando de concretar algo que se ha venido planteando anteriormente.
La adopción de este tipo de tratados representa no solo una gran oportunidad para las naciones en cuestión, sino que, además, se presentan como la forma ideal de proyección de los Estados a nivel internacional. En este sentido, y como lo menciona el Dr. José Gregorio Contreras en su tesis:
“Los grandes cambios que ha experimentado la economía internacional (…) demandan una transformación del Estado venezolano, si es que éste quiere convertirse en un Estado fuerte, eficiente y con una proyección exitosa en el nuevo orden mundial en construcción”[26]
Conclusión
Entendiendo entonces todos los argumentos anteriores, es posible afirmar que, en definitiva, el libre mercado interno, en cuanto a la eliminación de la planificación estatal sobre la economía y el incentivo a la producción y al ahorro, además del libre comercio internacional, como base para la recuperación económica mediante la inversión de capitales extranjeros en el país y la apertura de nuevos puestos de trabajo, y la consecuente recuperación de la prosperidad y la capacidad adquisitiva de los ciudadanos de la nación, la búsqueda y exigencia de más libertades económicas en Venezuela es el paso principal para reconquistar y proteger las demás libertades civiles que se han visto mermadas en los últimos años por un gobierno central que tiene como único fin reinar sobre las ruinas de un país.
Atendiendo a esto, se concluye que, una vez mejoradas las condiciones económicas de los venezolanos, los demás problemas sociales empezaran un paulatino proceso de solución por igual, esto debido a que, como ha quedado claro anteriormente, mientras más libertades disfruten los ciudadanos de una nación, con respecto a sus posibilidades de tomar decisiones sin interferencias de terceros y con total soberanía sobre sus cuerpos y bienes (siempre y cuando no afecten la integridad de otros), más reacios a infringir la ley estarán.
Como se ha podido observar a lo largo del ensayo, lo anterior se debe, en esencia, a que, cuando una persona emplea sus facultades para trabajar de manera completamente libre y soberana y observa que los beneficios de su trabajo arrojan resultados satisfactorios para sí y para los suyos, esta persona buscará, de manera natural, un equilibrio entre su trabajo y su entorno, con el fin de continuar mejorando su calidad de vida.
Este equilibrio entre una persona libre y su entorno, genera los dos motores de las sociedades libres y el desarrollo: la confianza y la cooperación, debido al hecho de que las personas ya no deben preocuparse porque terceros violenten sus vidas y propiedades (debido a que el marco normativo mínimo y la justicia se encargan de proteger sus libertades y la seguridad de sus bienes y los suyos), tienden a confiar unas en otras, generando con esto la cooperación de individuos con intereses similares, mejorando, de esta manera, las condiciones sociales de la vida material de todas las personas a las que abarca.
Este equilibrio se ve roto cuando el Estado busca rescatar o proteger de manera paternalista a la totalidad de la población, rompiendo con la armonía del libre mercado mediante la imposición forzada de directrices económicas planificadas en aras de un supuesto bien común. Una vez ocurre esto, cuando los ciudadanos renuncian a su libertad de dirigir su propia economía y dejan todo en manos de un Estado planificador, es cuestión de tiempo que, producto a la ruptura del equilibrio obtenido de la confianza y la cooperación, todas las demás libertades sucumban ante un Estado que, en última instancia, tiene un único objetivo: el control totalitario de la sociedad.
La conclusión que se obtiene de todo esto es que, debido a que en los últimos años en nuestro país ha transitado el camino a la servidumbre que define Hayek, Venezuela necesita hoy más que nunca la recuperación de un Estado económico y social que garantice las libertades civiles y permita el libre desarrollo de la empresa privada. Solamente mediante la recuperación de estas libertades es posible frenar el peligroso deterioro de la calidad de vida al que se ve sometido el ciudadano venezolano y por el cual se ha visto obligado a emigrar de su país en busca de las libertades que éste ya no le puede ofrecer.
De igual forma, es evidente que Venezuela debe plegarse más a la idea de la globalización y a los tratados de libre comercio, ya que solamente la inversión extranjera y el crecimiento industrial puede, no solo mejorar de manera significativa la calidad de vida del ciudadano, sino que, además, puede garantizar que una nueva aventura revolucionaria no destruya la nación en el futuro, ya que con un nuevo régimen de libre mercado y un nivel elevado de vida, los ciudadanos se encontraran más reacios a volver a empeñar sus libertades a un caudillo en aras de un supuesto bien colectivo.
Finalmente, Venezuela necesita de manera urgente transitar sobre la vía del libre mercado de una manera clara y fehaciente, todo con el fin de detener la destrucción acelerada de una nación y una población con mucho potencial económico. Deben ser pues la iniciativa privada, la inversión, el ahorro, pero sobre todo, la confianza y la cooperación producto de un régimen de libertades económicas y civiles, las principales herramientas para la recuperación económica del país y la consecuente reconquista de los valores y libertades ciudadanas sobre la base de una economía innovadora y pujante.
Referencias bibliográficas
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[1] Preti, L, (1914). El desafío entre democracia y totalitarismo: evolución de los regímenes políticos desde el final de la primera guerra mundial. Barcelona, España: Península. (p.152).
[2] BBC Redacción. (2018). Donald Trump vs. China: qué consecuencias tendrán los aranceles por valor de US$200.000 millones anunciados por la Casa Blanca. Londres: BBC. Disponible en: https://www.bbc.com/mundo/noticias-internacional-45556704. Consultado el: [20 de Noviembre de 2018]
[3] BBC Redacción. (2018). El fraude con los CLAP de Venezuela desarticulado en México: la red que vendía a sobreprecio alimentos de baja calidad para los venezolanos. Londres: BBC. Disponible en: https://www.bbc.com/mundo/noticias-america-latina-45919910. Consultado el: [20 de Noviembre de 2018]
[4] BBC Redacción. (2018). Alejandro Andrade, el guardaespaldas de Hugo Chávez y extesorero de Venezuela que confesó el cobro de US$1.000 millones en sobornos. Londres: BBC. Disponible en: https://www.bbc.com/mundo/noticias-america-latina-46306751. Consultado el: [22 de Noviembre de 2018]
[5] Butler, E. (2013). Fundamentos de la sociedad libre. Londres: The Institute of Economic Affairs. (p.24)
[6] Hobbes, T. (2007). Leviatán o la materia, forma y poder de una república eclesiástica y civil. Madrid: Editorial Tecnos. (p.125).
[7] Absoluta en un sentido relativo, puesto que para Hobbes y otros autores la ausencia de gobierno no es igual a libertad, sino la negación o el contrario de ésta.
[8] Hayek, F. (2008). El camino de servidumbre. Madrid: Unión Editorial S.A. (p.40).
[9] Butler, E. (2013). Fundamentos de la sociedad libre. Londres: The Institute of Economic Affairs. (p.26).
[10] Butler, E. (2013). Fundamentos de la sociedad libre. Londres: The Institute of Economic Affairs. (p.18)
[11] Ídem. (p.23)
[12] Ídem. (24)
[13] Butler, E. (2013). Fundamentos de la sociedad libre. Londres: The Institute of Economic Affairs. (p.27)
[14] Ídem. (p.28)
[15] Ídem. (p.29).
[16] Ídem. (p.30).
[17] Hayek, F. (2008). El camino de servidumbre. Madrid: Unión Editorial S.A. (p.103).
[18] Olmo, G. (2018). Por qué tener dólares ya no es tan gran negocio en Venezuela. Londres: BBC. Disponible en: https://www.bbc.com/mundo/noticias-america-latina-46069229. Consultado el: [23 de Noviembre de 2018]
[19] Olmo, G. (2018). Cuánta deuda tiene Venezuela y cómo afecta a su posible recuperación económica. Londres: BBC. Disponible en: https://www.bbc.com/mundo/noticias-america-latina-46147607. Consultado el: [23 de Noviembre de 2018]
[20] Redacción BBC. (2018). Estas son las 50 ciudades más violentas del mundo (y 42 están en América Latina). Londres: BBC. Disponible en: https://www.bbc.com/mundo/noticias-america-latina-43318108. Consultado el: [23 de Noviembre de 2018]
[21] Ídem. Artículo de la cita 20.
[22] García, D. (2018). Por qué Venezuela no se beneficia del aumento del precio del petróleo. Londres: BBC. Disponible en: https://www.bbc.com/mundo/noticias-america-latina-44365660. Consultado el: [23 de Noviembre de 2018].
[23] Redacción BBC. (2018). Crisis en Venezuela: atraca en La Guaira buque hospital de China para ofrecer servicios de salud. Londres: BBC. Disponible en: https://www.bbc.com/mundo/noticias-america-latina-45617469. Consultado el: [23 de Noviembre de 2018].
[24] Redacción BBC. (2018). Venezuela: 3 gráficos que muestran la enorme dimensión del éxodo en los últimos años por culpa de la crisis. Londres: BBC. Disponible en: https://www.bbc.com/mundo/noticias-america-latina-45262411. Consultado el: [23 de Noviembre de 2018].
[25] Bermúdez, A. (2016). Cómo Venezuela pasó de la bonanza petrolera a la emergencia económica. Londres: BBC. Disponible en: https://www.bbc.com/mundo/noticias/2016/02/160219_venezuela_bonanza_petroleo_crisis_economica_ab. Consultado el: [23 de Noviembre de 2018].
[26] Contreras, J. (2011). El Estado venezolano ante la globalización. Caracas: UCV.